El problema de definir una familia “normal”



Para algunas personas definir “familia” parece no ser un problema porque enseguida piensan en lo tradicional y a partir de allí plantean sus conceptos y conclusiones. Sin embargo, el problema no es tan simple. El gran problema es establecer el criterio de “normal”. La normalidad siempre ha sido un problema para las humanidades, la psicología, la psiquiatría y otras ciencias afines.
Una opción es definir la “normalidad” en términos estadísticos. Desde esa perspectiva alguien podría decir que una familia es un conjunto de personas vinculadas de manera consanguínea y constituida por un padre, por una madre y por hijos. El problema, es que esta descripción no corresponde a la realidad estadística de una gran cantidad de países y sociedades. De hecho, lo que más abundan son familias que no caben en esta definición, eso implica entonces, que si queremos elaborar un criterio de normalidad pensando en lo estadístico, papa-mamá e hijos, ya no constituye una familia normal.

El problema de una pareja heterosexual, en convivencia estable y con hijos, es que ya no corresponde a la mayoría de los vínculos familiares.

En este momento tenemos una serie de otras configuraciones familiares que escapan a la tradición.

Tenemos parejas sin hijos, que cada vez son más abundantes. Algunas casadas legalmente y una gran cantidad sin haber oficializado legalmente su compromiso, pero una realidad al fin que no se puede desconocer. La tendencia mundial, especialmente en países desarrollados, es simplemente, no tener hijos, o postergar la paternidad lo más posible, o simplemente, tener un sólo hijo. Las razones de este contexto social distinto obedece a una serie de factores que analizaremos en otro apartado.

Las familias monoparentales parecen crecer cada vez más, y no sólo nos referimos a mujeres criando hijos ya sea por divorcio, separación o viudéz, que era lo tradicional hasta hace uno años, sino que hay cada vez más varones divorciados o solteros que se han hecho cargo de hijos. Un fenómeno que en vez de disminuir parece aumentar, con todas las complejidades que este modelo presenta, y que será análisis de otro apartado.

Familias reconstituidas o ensambladas, que también va en aumento y está conformada por personas que tras la ruptura de su matrimonio o relación de pareja, se casan o unen a personas que ya tienen hijos, conformando un tipo de vínculo que resulta complejo en muchos sentidos, tanto para adultos como para menores.

Familias consanguíneas, que no necesariamente son papá y mamá, sino hijos que se quedan a vivir con parientes cercanos, ya sean abuelos, tios o hermanos. Un tipo de relación que en especial en países no desarrollados es cada vez más común.

Familias no consanguíneas, relaciones familiares de personas que viven como familia, sin tener nexos consanguíneos y lo hacen por amistad, necesidad o acuerdo económico, pero donde se establecen las mismas dinámicas propias de una familia, concepto que quedó evidenciado en la serie de televisión Friends, que tuvo tanto impacto mediático, precisamente porque obedece a un modelo cada vez más común.

Finalmente, independiente de la opinión que tengamos, no podemos tapar el sol con un dedo ni desconocer una realidad que vino para quedarse. También son familias personas del mismo sexo que al ser homosexuales o lesbianas o transexuales, han decidido formar un núcleo que los constituya como familias. Independiente de nuestra opinión, esta realidad existe y hay que enfrentarla.

Ante este panorama, ¿cuál es una familia normal? Evidentemente, no lo es la familia mononuclear, compuesta por padre-madre e hijos, que solíamos vender como la única válida. Otras realidades nos obligan a pensar en definiciones diferentes. Por lo tanto diremos que una familia normales son aquellas donde un grupo de personas compuesto por dos o más individuos que comparten un vínculo afectivo relacional que los hace vivir juntos, en una comunidad donde tienen vivencias, objetivos comunes y un proyecto de vida que los une.

Para la orientación familiar, este nuevo contexto demanda perspectivas diferentes a las que se sostenían hace algunos años y décadas anteriores. La orientación debe estar en función de la realidad de la familia, no importa cuál sea la circunstancia.

Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez

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