Lamentablemente, se ha dado una constante en violencia doméstica, donde las personas afectadas no suelen pedir ayuda, o cuando lo hacen, han pasado muchos incidentes de violencia y el daño físico y emocional que se ha recibido es mucho.
Lo ideal es que cuando ocurra un incidente de violencia la persona solicite ayuda enseguida, para de esa forma, aliviar su desorganización emocional y ayudarla a enfrentar la situación de una manera equilibrada y previniendo problemas a futuro.
Un buen orientador sabrá qué directrices dar en estos momentos. Cuando una persona sufre de violencia doméstica, la primera reacción es de shock emocional. La persona se queda estática y sin saber qué hacer. De pronto, de un segundo a otro, todo el entorno de protección y refugio que ha construido se le viene abajo abruptamente. Lamentablemente, por vergüenza, desconocimiento o por manipulación del abusador o abusadora, la persona no recurre a ayuda de manera urgente.
Lo ideal sería que en el primer momento de un incidente de violencia doméstica, un orientador familiar interviniera, para así evitar que se repitan los episodios violentos y darle herramientas a las víctimas para saber qué hacer y cómo actuar.
Una persona que sufre de violencia lo primero que necesita es protección física y emocional. Su mundo se acaba de hacer trizas como un vidrio y no es posible unir sus partes. Por lo tanto, el orientador debe estar preparado para contener emocionalmente y para dar salidas que impliquen protección legal, emocional y social.
El contacto que se efectúe con la víctima es vital. No se puede llegar como si lo que le ha ocurrido es de poca monta. Es preciso establecer con claridad que una persona violentada está siendo víctima de algo que no es correcto ni normal para nadie.
Sin embargo, hay que tener cuidado con los sentimientos de las víctimas, que cuando se ven enfrentados a la violencia, la reacción inicial, aparte del shock es comenzar a autoculpabilizarse de la situación, especialmente, si han sido manipuladas por el abusador. En ese caso, el orientador o quien intervenga no puede ni debe emitir juicios de valor que impliquen de algún modo validar al agresor o culpabilizar a la víctima.
En ocasiones, se necesitará recurrir a algún otro profesional para que colabore, especialmente si hay daño físico, si se ha producido alguna situación que implique algún desequilibrio que haga necesario la intervención psiquiátrica o psicológica, saber evaluar el momento es vital para efectivamente ayudar a la víctima.
Un orientador, en este caso, debe poseer la preparación que sea útil para la víctima. Debe conocer salidas legales a la situación. Saber sobre posibles lugares de apoyo o contención a las víctimas. Tener información de herramientas sociales que pudieran servir como casas de refugio o grupos de apoyo. Tener una red de apoyo ante estas situaciones, donde eventualmente derivar a las víctimas, etc.
No se trata de palabras, sino de acciones concretas que permitan dar efectivamente primeros auxilios psicológicos y emocionales a personas que revelan estar sufriendo una situación tan traumática y devastadora como lo es la violencia doméstica.
Copyright: Dr. Miguel Ángel Núñez
Gracias,Miguel Angel por esta síntesis tan pertinente y necesaria para quien/es quiere/n y puede/n acompañar a la/s víctima/s en el trance de liberación de esta violencia "invisible".Lo comparto.
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